Hay días en los que el orden de las cosas no es el previsto. Un instante lo cambia todo y todo se transforma en fotogramas, aquellos que enseñan tu vida en un solo segundo... Todo a tu alrededor se ralentiza, se emborrona y todo, absolutamente todo, carece de urgencia e importancia. Hoy mi mejor amigo tiene uno de esos días y yo quiero hablarle en canciones que a él le importan, para que sepa que son aquellas pequeñas cosas las que tocan. Permitidme que hoy deje a un lado estas cosas del blog para atenderlas.
Para ti Miguel, porque los amigos no entendemos de horarios ni de urgencias, sino de cimientos.
1 comentario:
Gracias... Sin orden, con prioridad única. Los cimientos tiemblan pero resisten.
Un beso
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