domingo, 24 de enero de 2016

La metodología del presente y el futuro: el aprendizaje basado en proyectos


Las metodologías de la enseñanza que se aplican en las aulas se han quedado obsoletas. Son metodologías poco eficaces que han dejado de funcionar hace ya un par de décadas. En algunas áreas nunca lo fueron puesto que la teoría nunca se adapta a la realidad de la clase y las metodologías inevitablemente se convierten en algo ecléctico donde se pica de lo que más o menos funciona, pero de lo que funciona ¿para quién?

Yo hablo en primera persona sobre mi experiencia en el proceso de enseñanza/aprendizaje de lenguas extranjeras. El famoso "communicative approach" que lleva décadas de vigencia nunca ha sido implementado como tal en una clase real. No al menos en una clase heterogénea de casi 30 alumnos de secundaria con diferentes habilidades. Me consta que aún se usan métodos trasnochados como el de listas bilingües de vocabulario, sin contexto alguno, que los alumnos memorizan con la esperanza de que luego por arte de magia sepan incorporarlo a un discurso ya sea oral o escrito. Y mejor no hablamos de grammar-translation method o traducción por palabras que es lo que hacen y que además nadie les ha enseñado a hacer y que resuelve el traductor de Google. El resultado ya sabemos cuál es. Los bajísimos porcentajes de aprobados en lenguas extranjeras. No hay que hacer muchos cálculos. Sólo hay que asistir a un claustro después de una evaluación. 

¿Por qué suspenden tanto? Principalmente porque no le encuentran utilidad y tienen motivación cero. La práctica (hands-on experience) podría ser la respuesta para mejorar esto. La aplicación real de todo lo que implica ese método comunicativo tan defendido. Creo firmemente que el aprendizaje basado en proyectos bien planteado es la respuesta y es el futuro. No es algo nuevo ya que en los 60 ya se implementaba extensivamente en países como Estados Unidos como método educativo (aunque el método existía desde mucho antes) Es hora de que le demos una oportunidad real y aprendamos un poco más de lo que va.

El principal inconveniente para algunos es que exige que el docente sea creador y un guía que estimule a los estudiantes a aprender. La realidad concreta se acerca al estudiante por medio de la realización de un proyecto completo en el cual se deben aplicar habilidades y conocimientos. Y sí, el proyecto incluye el manejo de las TIC. Desgraciadamente hay muchos docentes que aún siguen sin utilizarlas con soltura. Hablar de ellas ya cómo de algo separado y novedoso es ignorar que uno vive en el siglo XXI, siglo en el que han nacido todos sus alumnos para los que no es novedoso. Hemos tenido más de 20 años para aprender a utilizarlas y sacarles provecho en clase. Creo que ya no es necesario mencionar que deben estar integradas en esos proyectos como algo natural y no como algo revolucionario. Deben dejar de ser el centro de atención y pasar a ser lo que son, un vehículo más. Como decía antes del inciso tecnológico, implica mucho más trabajo por parte del docente pues debe diseñar los proyectos cuidadosamente para trabajar las habilidades correspondientes. Implica formarse en esta metodología también y en compartir experiencias con otros docentes.

Mi primera experiencia o aproximación a esta metodología fue con un grupo de segundo curso de PCPI hace unos años (FPB ahora con la LOMCE) Como sabemos sus asignaturas están agrupadas por ámbitos como en Educación de Adultos. Yo impartía el Ámbito de Comunicación, es decir, Lengua y Literatura e Inglés. Ambas por proyectos, porque el temario teórico tal cual, no sabían por dónde cogerlo. En clases tan heterogéneas, con edades muy diferentes y problemas de motivación y comportamiento (en algunos casos muy graves) no había otra forma de manejarlos que poníendolos manos a la obra. Literalmente. En mi caso trabajé la Literatura con pequeños proyectos en blog de aula que ponían justo en el centro, como protagonistas a los alumnos. Empleé horas y muchos dolores de cabeza en idear actividades significativas que incluían mucha dramatización, aprovechando que era un grupo emocionalmente muy sensible. Mucho ensayo y error al principio. Y funcionó. Y si funcionó con ese grupo difícil... Volví a trabajar por proyectos en otro centro de Toledo con clases totalmente diferentes (grupos de 2º, 3º ESO bilingüe y 1º y 2º Bachillerato con porcentaje altísimo de aprobados) y también funcionaba. Los alumnos estaban muchos más motivados, sobre todo se notaba en los los cursos de la ESO, que son más difíciles de motivar. Para idiomas es una bendición puesto que los proyectos obligan al alumno a poner en práctica las habilidades comunicativas, expresión oral, en situaciones reales que le son de utilidad. 

A parte de aumentar la motivación y por consiguiente, la autoestima del alumnado, otros beneficios de este método son: conectar el aprendizaje en la escuela con la realidad que les rodea; ofrecer oportunidades de colaboración para construir conocimiento; aumentar las habilidades sociales y de comunicación y fomentar la transversalidad permitiendo a los estudiantes tanto hacer como ver las conexiones existentes entre diferentes disciplinas. Nosotros ganamos motivación y mucha satisfacción.
Yo cada día lo tengo más claro. ¿Y vosotros? ¿Habéis tenido alguna experiencia con este método? Sois bienvenidos para compartirlas aquí.

Feliz domingo.